De Valparaíso a Santiago de Compostela: Testimonio de los pioneros del convenio de doble título con la USC

Javier Bravo, Javiera Cárdenas y Valentina Gallardo fueron los primeros estudiantes de Ingeniería Civil Bioquímica (EIB) en realizar su convenio de doble titulación con la Universidad de Santiago de Compostela en España.

Santiago de Compostela es una ciudad de alrededor de 100 mil habitantes, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1985. Destaca por ser uno de los tres grandes núcleos de peregrinación del cristianismo, junto con Jerusalén y Roma, recibiendo anualmente a cientos de miles de peregrinos de todo el mundo.

Javier y Javiera llegaron en enero de 2020 a Santiago de Compostela y encontraron un piso juntos, en el centro histórico de la ciudad, a 20 minutos de la universidad: “Es una ciudad pequeña, donde todo es caminable”, cuenta Javier. Allí se encuentra uno de los barrios históricos medievales mejor conservados de Europa, con suelos de adoquines, construcciones de roca granito y de gran valor histórico. Por su parte, Valentina llegó a un piso de 7 habitaciones: “era una casa grande, éramos cuatro personas y había tres baños. No fue tan difícil acostumbrarnos”.

El programa de Máster en Ingeniería Química y Bioprocesos de la USC contempla cinco módulos, donde los estudiantes de la EIB cursan sólo cuatro, ya que llegan con el módulo 1 convalidado. Lo primero que les tocó fue el Módulo 3 que es de economía, y luego el Módulo 4, que son los optativos, donde hay varias opciones: “Está el área de aguas, de iones, tecnologías de tratamiento de biomasa, entre otras, donde siempre hay cupo para los interesados, aunque haya muchos inscritos”, aclara Valentina.

Javiera explica las diferencias con el sistema académico de la PUCV: “Allá se organiza por módulos, y no todos tienen la misma duración. Podíamos tener ramos de dos meses, pero con tres horas diarias del mismo ramo todos los días, por tres semanas, y después los exámenes. Había cuatro fechas para exámenes, y a veces coincidían todos en la misma semana”.

Javier cuenta que las clases son por horas de reloj: “Entrábamos a las 9:00 y salíamos a las 14:00 horas. Oficialmente no había recreos, pero a las 11:00 es la hora del café, que allá es sagrado”.

Tuvieron dos meses de clases y, luego, llegó la pandemia. Javier destaca que la universidad se convirtió a lo telemático de manera muy veloz: “Nos informaron un jueves que se cancelaban las clases, y el lunes ya teníamos las clases online”. Por su parte, Valentina tenía un pasaje a Chile el día que cancelaron las clases, así que viajó y se quedó hasta julio.

Respecto del nivel de los contenidos tratados, Javier comenta: “Siento que llegamos bien preparados con lo que nos enseñó la universidad. Todo lo de ingeniería bioquímica y bioprocesos, haber tenido biología, genética, biocatálisis, nos dio un plus, porque los compañeros de allá son ingenieros químicos, y nunca vieron la parte biológica”.

PRÁCTICAS PROFESIONALES

En junio de 2020 se empezó de a poco a retomar la presencialidad, y les correspondía realizar sus prácticas profesionales, las cuales son gestionadas por la universidad.

Valentina retornó a España para realizar su práctica en una empresa que diseña y construye plantas de tratamiento de agua potable y aguas servidas, ubicada en el polígono industrial de Santiago de Compostela. “Tuve que estudiar proyectos hidráulicos, aprendí cómo elaboraban los proyectos para ganarse los fondos. Aprendí a hacer especificaciones técnicas, elaborar presupuestos con una aplicación, harto de ingeniería dura, diseño de tuberías, ver las cotas, los largos, aplicar todo lo de mecánica de fluidos. Fue una buena experiencia”, señala Valentina.

Javiera se desempeñó en una planta de potabilización de aguas por dos meses, al norte de Santiago, mientras que a Javier le tocó en Vigo, una ciudad más grande al sur. Respecto de la elección de la práctica, Javier aconseja que “investiguen bien cómo será la ciudad donde harán la práctica, para saber qué tan alejado queda de donde vivir, ya que el sistema de transporte público no es muy bueno. En Galicia hay muchos polígonos industriales que están alejados de todo, entonces la gente se mueve principalmente en automóvil”.

MÓDULO 2: DISEÑO HOLÍSTICO DE PROCESOS

En noviembre de 2020 empezó el Módulo 2. Valentina opina que “lo más duro son el Módulo 1 y el 2. Son los más densos en términos de ingeniería dura, pero el módulo 1 nosotros no lo hacemos, por el convenio. Hay muchos trabajos en grupo, y nos designaban los grupos. Además, eran compañeros nuevos porque era otra generación”, agrega.

“Aconsejo que le dediquen tiempo. La metodología de trabajo es distinta a Chile, porque aquí hay solo un examen al final, no hay evaluaciones intermedias, entonces se acumula mucha materia al final. Si no apruebas, tienes que repetirlo tres meses después, y se te puede olvidar la materia”, comenta la graduada.

Valentina explica que, al mismo tiempo, tenían un proyecto grupal que consiste en elaborar un producto o servicio que no exista, abordando en la propuesta todas las áreas estudiadas en las asignaturas. “Al final, es duro, porque estamos con ese trabajo, más otro trabajo de modelización y simulación, más todos los exámenes de las asignaturas, que son cinco. Lo ideal es tomar este trabajo de principio de semestre e ir avanzado a tiempo, y no dejarlo para el final”.

2021: TRABAJO FIN DE MÁSTER Y NUEVAS OPORTUNIDADES

Para el Trabajo Fin de Máster, Valentina recibió la propuesta del Dr. Juan Lema, profesor extraordinario de la EIB, para trabajar en materia de eliminación de microcontaminantes de las aguas. Comenzaron en febrero y fueron tres meses de trabajo experimental en laboratorio, dedicados a estudiar los procesos enzimáticos que permitían esa biotransformación. Los últimos dos meses fueron de análisis de datos y escritura.

Valentina también se adjudicó una beca para la iniciación en la investigación de tres meses, y le sirvió para continuar el trabajo que tenía pendiente: “El primer mes fue de redacción de un paper, y ahí aprendí mucho de cómo hacerlo, el orden para redactar, hacerlo en inglés, seguir las reglas de cada revista”. El paper fue enviado y aún se encuentra en revisión.

Valentina terminó el 30 de noviembre de 2021, y ahí pudo recorrer un poco más antes de regresar a Chile. Durante su estancia pudo conocer Galicia, Asturias, Salamanca, Portugal, Sevilla y Bélgica.

Por su parte, Javier Bravo también obtuvo la beca de iniciación en la investigación: “Por dos meses, pude profundizar la investigación que estaba realizando, y esas son súper buenas oportunidades. En Europa hay mucha inversión en ciencia, y esto permite acceder a otros centros de investigación”.

Javier y Javiera tuvieron la oportunidad de conocer otras partes de España, Madrid, Castilla – La Mancha, la costa de Galicia, Barcelona, Sevilla, Andalucía, y al final fueron a Italia y Grecia.

ABRIENDO NUEVAS PUERTAS

Javier explica que este programa abre a diversas oportunidades: “Hay muchas ofertas de becas para continuar estudiando y trabajando. Había personas que hacían su práctica en un laboratorio de la misma universidad, y luego hacían su tesis del Máster en el mismo laboratorio, y luego les ofrecían un contrato para realizar un Doctorado en el mismo tema que ya estaban trabajando. Además, hay becas de la universidad, de un banco o del gobierno».

Aprendes a conocer tus fortalezas y saber en qué puedes invertir mejor tus habilidades. Te cambia la vida en cuanto a aprendizajes personales, de madurez, crecimiento, de afrontar lo desconocido como una nueva ciudad, con un nuevo idioma, otras costumbres, otro clima; pero también en cosas grandes, puedes encontrar un trabajo que no habrías encontrado en otro sitio, otras oportunidades de estudio. Las mejores decisiones son las que se toman cuando uno tiene más oportunidades sobre la mesa, y este programa te abre un montón de oportunidades”, explica Javier.

“Vivir una experiencia en el extranjero es muy beneficioso, porque se gana mucho, en lo personal creces al 100%, siento que este año aprendí que me gusta y qué no, y a enfrentar las adversidades. A nosotros nos tocó vivir la pandemia afuera, lejos de la familia, y nos dimos cuenta de muchas cosas. Tanto para un intercambio o un doble título, siempre es un beneficio. Para alguien interesado en la investigación, hacer este programa de doble grado, les va a abrir un millón de puertas”, agrega Javiera.

Si alguien quiere hacerlo, le recomiendo empezar a ahorrar. Yo empecé a trabajar en lo que fuera para poder cumplir este sueño, porque uno igual tiene que juntar plata, no es algo que te regalen. Al final es una inversión, uno gasta un poco más, o quizás te atrasas, pero es una inversión a futuro”, agrega.

“Es una tremenda experiencia, en términos técnicos como profesional y también en habilidades blandas, sobre cómo reaccionar ante ciertas situaciones, estar solo en otro país, con una cultura diferente. Ellos son más directos, un poco más fríos, además que por la pandemia todos se volvieron más fríos. Uno aprende mucho y hay que adaptarse, porque cada ambiente laboral es distinto, pero es importante adaptarse a distintos ambientes”, señala Valentina.

 


DATITOS PARA LOS INTERESADOS

  • Clima lluvioso: “El clima es como en Valdivia, puedes tener las cuatro estaciones en un día, y aunque haga calor siempre hay probabilidad de lluvia. Llueve 300 días al año, y por eso es la ciudad más lluviosa de Galicia. Es una lluvia tan intensa que puede llover de debajo hacia arriba porque hay mucho viento y se hace corriente”, explica Javier.
  • Unirse a grupos de erasmus (estudiantes de intercambio):  “En el grupo Sharing Galicia uno paga una membresía y te dan una tarjeta con una serie de beneficios y descuentos. Además, organizan paseos, viajes, fiestas y todo tipo de actividades”, explica Javiera. Por su parte, Valentina cuenta que al segundo año se anotó como voluntaria de un grupo de erasmus: «Estaba en la comisión de deportes y social. Se conoce mucha gente y se organizan muchos viajes que son más convenientes y van a lugares entretenidos”, cuenta Valentina.
  • Vínculos con chilenos: Los estudiantes valoran lo positivo que fue conocer a los estudiantes chilenos que provenían de la Universidad de Concepción, ya que con ellos compartieron muchos datos útiles: “Se requiere de orientación en el tema de la visa, trámites legales, que igual es complejo, porque los requisitos no son iguales para los otros países”, explica Javier.
  • El grupo curso: En el curso eran aproximadamente 25 estudiantes, y en un punto fueron 5 chilenos, por lo tanto la presencial nacional es importante. Valentina comenta que este año hay más de 10 chilenos en Santiago de Compostela.
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