A finales de los años 60, la curiosidad de un grupo de jóvenes profesores de la Universidad Católica de Valparaíso, dio origen a una carrera orientada a la innovación, y que hoy juega un papel importante en la búsqueda de la sostenibilidad.
Ya sea a través de células, enzimas o microrganismos de distintos tipos, el estudio de los sistemas biológicos ha proporcionado importantes avances en numerosos campos de la vida humana, y todo ese camino arrancó en la década de los 60.
En esa época, en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) de Estados Unidos, desarrollaron investigaciones tan relevantes que condujeron a la creación de una carrera a la que intentaron llamar “Ingeniería Biológica”, antes de concluir en lo que conocemos hoy como Biochemical Engineering o Ingeniería Bioquímica.
DESDE CHILE
Al tiempo que el hombre llegaba a la Luna, la misma idea de crear una carrera de Ingeniería Bioquímica tomaba cuerpo en Chile, como consecuencia de un viaje académico. Un grupo de profesores de la carrera de Ingeniería Química de la Universidad Católica de Valparaíso cursaron estudios de postgrado en el MIT, marcando la senda de lo que propondrían al retornar a casa.
“La idea de consolidar la Ingeniería Civil Bioquímica como carrera viene de un grupo de personas que tuvieron una visión anticipatoria dentro de la Escuela de Ingeniería: don Samuel Navarrete, que para entonces era el director, y los profesores Andrés Raffo y Fernando Acevedo. En esa época, la entonces llamada Escuela de Ingeniería tenía una sola carrera, que era la Ingeniería Química”, cuenta el Dr. Andrés Illanes, profesor emérito, investigador y uno de los precursores de la Escuela de Ingeniería Bioquímica de la PUCV.
En Latinoamérica había un solo antecedente de una carrera similar, y era impartida en el Instituto Politécnico Nacional de México, apenas un poco más antigua que la iniciativa chilena. “Fue algo bastante pionero y audaz para el momento”, opina Illanes. “En ese momento, era algo tan novedoso, que era difícil predecir qué iba a pasar con esta disciplina”, agrega.
Especialmente porque, durante los años anteriores, los cursos de estudio sobre los procesos en los cuales intervienen sistemas biológicos, habían sido sustituidos por asignaturas orientadas al desarrollo del área petrolera. Esto, bajo la suposición de que Chile iba a ser un polo de la industria petroquímica.
PRIMEROS AÑOS
Durante sus primera década, se enfocaron en dar a conocer en qué consistía esta profesión, explicar sus alcances y posibilidades. En la década de los 80 comenzó a cobrar fuerza el área de la biotecnología en el ámbito académico y social. “Es una suerte de paraguas donde cabíamos con la Ingeniería Bioquímica, así que nos dio un respaldo muy grande para dar a entender qué significa esta disciplina, gracias a que se le empezó a vincular con la Biotecnología”, recuerda Illanes.
Con los años, la consolidación de esta disciplina dio paso a la creación del Departamento de Ingeniería Bioquímica y, más tarde, a la Escuela de Ingeniería Bioquímica, la cual cobija estudios de pregrado y postgrado.
Hoy, la Escuela imparte las carreras de Ingeniería Civil Bioquímica e Ingeniería en Bioprocesos, además de contar con un Magíster en Ingeniería con mención Ingeniería Bioquímica y un Doctorado.
DATOS CLAVE
- LA EIB se originó en el año 1969.
- Los primeros estudiantes ingresaron en 1970.
- La propuesta de creación de la carrera surgió en la Escuela de Ingeniería (institucionalidad que luego se transformó en lo que actualmente conocemos como Facultad de Ingeniería), para finalmente ser aprobada por el Senado Académico de la PUCV.
- Durante la primera década se enfocaron en la formación de profesionales, la investigación y en la generación de conocimiento.